V Encuentro profundiza compromiso a la pastoral familiar

Somos Mario y Paola Martínez. Hemos estado casados durante 12 años y tenemos cuatro hermosos hijos. Camila tiene 11 años, Darío 8, Mateo 4 y Valeria 3. Actualmente servimos como Co-Directores de la Oficina de Pastoral Matrimonial y Familiar en la Diócesis de San Bernardino, en California. Hace cuatro años, en septiembre del 2015, viajamos a Filadelfia llenos de alegría y anticipación con nuestros hijos pequeños, al Encuentro Mundial de las Familias. El día antes del inicio del Encuentro Mundial de las Familias, nos unimos a otros 143 líderes católicos hispanos que trabajan en la pastoral familiar en los Estados Unidos y América Latina, para reflexionar sobre las oportunidades y desafíos que enfrentan las familias hispanas en nuestro continente. Este encuentro convocado por la USCCB fue conocido como el Primer Encuentro Hispano-Latinoamericano de Familias. El diálogo que tuvo lugar en esta histórica reunión comenzó a prepararnos para el próximo proceso del V Encuentro Nacional, para el cual nuestro obispo, Monseñor Gerald Barnes, fue uno de los agentes principales.

En esta reunión, fuimos llamados a servir como La Familia Custodia de La Cruz de los Encuentros. Esta cruz fue bendecida por el Papa Francisco durante su viaje a Filadelfia y viajó a varias diócesis de nuestro país durante el proceso del V Encuentro. También, estuvo presente en la reunión nacional del Encuentro en Grapevine, Texas en septiembre del 2018. Nuestros hijos aún recuerdan ese día tan especial, donde fuimos en procesión con la Cruz de Los Encuentros por las calles de Filadelfia con nuestros queridos obispos y otros líderes católicos hispanos de todo el país.
El haber vivido el proceso del V Encuentro a todos los niveles (nivel parroquial, diocesano, regional y nacional) ha sido un regalo para nuestro matrimonio, nuestra vida familiar y nuestro ministerio. Nos ha enseñado a ser mejores oyentes, a mejor acompañarnos el uno al otro y a las familias de nuestra Diócesis durante los tiempos difíciles de sus vidas. El proceso también ha abierto las puertas para que surjan nuevos ministerios, que aborden las necesidades de nuestro pueblo. Una de las áreas que se destacó en todo el país fue la necesidad de ofrecer formación para todas las edades sobre las vocaciones del matrimonio y la vida familiar. Este hallazgo alentó el establecimiento de la Oficina de Pastoral Matrimonial y Familiar aquí en nuestra Diócesis a partir del 1 de julio del 2019.

Poco después del establecimiento de la Oficina, recibimos una llamada telefónica inesperada de Alejandro Aguilera-Titus, Subdirector de Asuntos Hispanos de la USCCB y Coordinador del V Encuentro, que impactaría nuestras vidas de una manera profunda. Fuimos invitados a formar parte de una delegación que participaría en una Peregrinación del V Encuentro a la Santa Sede del 11 de septiembre al 19 de septiembre del 2019, para entregar las Memorias y Conclusiones del V Encuentro a diferentes líderes y personal de varias oficinas del Vaticano, y al Santo Padre, el Papa Francisco.

Una experiencia durante nuestra peregrinación que realmente nos impactó, fue la reunión con el cardenal Kevin Farrell, presidente del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, un ministerio muy cerca a nuestros corazones. Entre otras áreas, su oficina es responsable del cuidado pastoral de las familias, y de la organización del Encuentro Mundial de las Familias que se lleva a cabo cada tres años (le próximo será en Roma en junio del 2021). Pudimos compartir con él sobre el trabajo que estamos haciendo por las familias, junto con muchos apasionados colaboradores, aquí en nuestra Diócesis a través de La Oficina de Pastoral Matrimonial y Familiar, y él estaba muy complacido y alentado por lo que compartimos. Conocerlo fue verdaderamente un regalo.
El acontecimiento culminante de toda nuestra peregrinación fue, sin duda, nuestro encuentro con el Papa Francisco. Ese 18 de septiembre por la mañana, asistimos a la audiencia Papal, donde no sólo recibimos su bendición apostólica, sino que también la extendió a nuestras familias y comunidad en casa. Inmediatamente después de la audiencia, fuimos escoltados a los escalones delanteros de la Basílica de San Pedro, donde nos paramos juntitos, y esperamos a que el Santo Padre se dirigiera a nuestro grupo. Las palabras no pueden expresar la emoción que sentimos, y los muchos pensamientos que corrieron a través de nuestra mente de lo que queríamos decirle. Una vez que estaba frente a nosotros, su sonrisa radiante y su mirada tierna ¡llenaron nuestros corazones de alegría! Una de las primeras cosas que le dijimos fue «Santo Padre, lo amamos», a lo que él respondió: “¿Y oran por mí?” a lo que todos dijimos enfáticamente “¡Sí!”. Entonces le dijimos que veníamos representando “a los matrimonios”, a lo que dijo
El matrimonio… el matrimonio es la base de la sociedad, pero hoy en día la gente cambia de cónyuge como ellos cambian de camisa. Se trata de fidelidad.

Apreciaremos para siempre las palabras que compartió con nosotros. Concluyó su encuentro con nosotros, pidiéndonos que oráramos por él.
Esta peregrinación, y todo el proceso del V Encuentro ha sido verdaderamente un tiempo de gracia en nuestras vidas. El Encuentro ha profundizado nuestro compromiso de servir a las familias de nuestra Diócesis y de servir a nuestra propia familia. Nos ha ayudado a regocijarnos por el don de nuestra Iglesia Doméstica, nuestra Iglesia local de San Bernardino y la Iglesia Universal. Ha sido un momento extraordinario en nuestras vidas, aunque somos una pareja ordinaria que vive una vida familiar ordinaria, esforzándonos por alcanzar la santidad. El Encuentro ha sido verdaderamente un llamado a amar al prójimo y a amarnos el uno al otro; ha sido un llamado a la santidad. Nuestra experiencia sólo demuestra que Dios bendice a sus hijos “…mucho más de lo que pedimos o imaginamos”(Efesios 3:20), y todo lo que podemos hacer es estar agradecidos y alabarlo por su infinito amor y generosidad. Oramos para que el proceso del V Encuentro siga dando muchos frutos en nuestra vida y en la vida de todas las familias.
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